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Asimilación de la figura del paria a la imaginería occidentalimaginería occidental

I.IV Hipótesis y marco metodológico

3.2 El concepto de paria

3.2.2 Asimilación de la figura del paria a la imaginería occidentalimaginería occidental

Las primeras obras literarias en torno a la figura del paria aparecen en Europa a partir del siglo xviii. La Ilustración europea, coreando el lema kantiano sapere aude, se envalentona y se acerca a realidades lejanas antes desconocidas, aunque domesticadas y adornadas previamente con el envoltorio del mito o de la leyenda para facilitar su asimilación.

Entre otros, Jacques Rousseau desarrolla su teoría del buen salvaje y Carlos Linneo saca a la luz la historia del homo ferus criado entre las bestias y, por lo tanto, de naturaleza híbrida entre animal y ser humano.

Lo inquietante en la imaginería del Otro en el Siglo de las Luces europeo es el componente irracional, mágico e incomprensible que desprende aquello que no puede doblegarse a las luces de la razón.

A continuación, se presentarán tres ejemplos de la evolución del concepto de paria en el ideario europeo que serán clave para entender la tradición literaria y filosófica que recibe Hannah Arendt en el desa­

rrollo su propio programa. El salto temporal que supone el paso de la Ilustración, a la época de Goethe, para finalizar en el siglo xx repre­

sentado por Max Weber, ayudará, asimismo, a seguir la evolución del concepto y su asimilación a los valores occidentales.

­ La chaumière indienne de Bernardin de Saint­Pierre:

La figura del paria es rescatada en el contexto de la Ilustración por el escritor y botánico francés Bernardin de Saint­Pierre en su cuento La chaumière indienne24. El paria aparece aquí dotado de un halo ideali­

zado y maniqueo propio del orientalismo europeo del siglo xviii. La historia presentada versa sobre el periplo del más sabio de los doctores ingleses de la Real Sociedad Británica, encargado de recorrer el mundo y recopilar todos los conocimientos humanos existentes para elaborar el mayor monumento enciclopédico jamás imaginado. El doctor inglés llega, con tal propósito, ante los brahmanes indios para sonsacarles sus conocimientos sobre la cuestión de la verdad. No obstante, sus respues­

tas no logran satisfacerle, puesto que no se atienen a los postulados lógi­

cos y racionalistas ilustrados, sino que rezuman el saber petrificante y

24 Bernardin de Saint Pierre, La chaumière indienne, París 1864.

mortuorio de la tradición y de la superstición. Por contraposición, el doctor inglés encuentra en el conocimiento intuitivo y panteísta del paria la única aportación lúcida sobre el camino real hacia la verdad.

El motivo de que este tipo de saber, tan alejado del empírico y del filosófico, sea recibido como fuente de verdad radica en su extrañeza. El inglés es capaz de reconocer e invalidar el saber dogmático de los brah­

manes. Sin embargo, la respuesta del paria queda fuera de los límites inteligibles y se adentra en una realidad desconocida que sobrepasa y que, por ello, es reconocida de inmediato como una revelación fortuita e inconmensurable. Sin duda, este enaltecimiento del saber experien­

cial, alternativo y de difícil aprehensión se encuentra también en los planteamientos de Hannah Arendt y de María Zambrano en torno a la figura del exiliado.

La importancia de este cuento radica en que las características del paria que aquí se exponen comulgan a la perfección con las que aparecen en la configuración ideal del paria consciente esbozado por Arendt tanto en la biografía de Rahel Varnhagen, como en sus artículos sobre la cuestión judía. Entre dichos elementos se encuentran su marginali­

dad, por la cual se sitúa fuera de la ley y, por lo tanto, alejado de toda pretensión de tener derechos. Asimismo, el paria indio en el cuento de Saint­Pierre es el portador de un conocimiento alternativo, propio, secreto, que por revelación no epistémica solo él es capaz de otorgar a quien, una vez vencida la aversión, el miedo malsano a lo diferente, se acerque a su espacio. La ciencia del paria tiene como base su huma­

nidad y un saber de experiencia que permite entrar en contacto con la parte esencial del ser imbricada en la naturaleza, en el origen de todas las cosas. Este es el tipo de conocimiento entrañal que Arendt reivindican en su obra del exilio: «All vaunted Jewish qualities, the

‹Jewish heart›, humanity, humor, disinterested intelligence, are pariah qualities».25

Por último, el paria de la Ilustración es un creador de espacios alter­

nativos. El contacto directo con el paria se produce en el acto de traspa­

sar el umbral, de entrar en la cavidad que funge de morada. El inglés se atreve a entrar en la casa del paria y, solo allí, en la demarcación espacial,

25 Arendt, «We Refugees!» (op. cit. 16, cap. 1), 119.

que a momentos es cielo abierto, encuentra respuesta a sus preguntas.

Igualmente, la morada del paria funge de intersección entre dos reali­

dades que en su persona encuentran la coalescencia: la naturaleza y el mundo de los humanos.26

­ «Legende», de Johann Wolfgang von Goethe:

En términos parecidos se perfila el concepto de paria en el mundo ger­

mánico. Goethe, en su prurito por orientalizar Occidente, no duda en dedicar una trilogía a la «Verherrlichung des Paria».27

En una de las baladas titulada «Legende», finalizada en el mes de abril de 1822, se relata en doce estrofas la historia fatídica que ante­

cede al surgimiento de la diosa de los parias. De gran interés para este estudio es la fragmentación del cuerpo de la divinidad que retoma el mito que aparece en el Ringveda del hombre cósmico, Parusha, a partir del cual se forman el resto de seres humanos. En la balada de Goethe, el personaje híbrido y quimérico de la diosa resulta de la mezcla de la cabeza de una brahmana y del cuerpo de una mujer criminal; en otras palabras, la fusión entre lo sacro y el tabú acaba, por superación de lo impuro, en una divinidad heterogénea, compuesta y fragmentaria.

En el caso de la descripción de la divinidad que presenta Goethe, al igual que en las composiciones grotescas de la Antigüedad en forma de centauros, esfinges y demás seres quiméricos, la unión de partes dis­

pares va acompañada de una variación semántica. El nacimiento de la diosa de los parias es fruto de un error fatal por el cual la cabeza inma­

culada de una brahmana es fusionada con el cuerpo criminal de una pecadora. Sin embargo, la parte queda supeditada al todo divinizado.

Digno de mención es, de igual manera, el llamamiento que hace la diosa al paria, en la estrofa décima, de trasmitir por doquier el men­

saje revelador:

26 Como se verá más tarde, en términos arendtianos esta distinción se hará entre el mundo antecedente, creado antes que el ser humano, y aquel otro creado por las acciones de los seres humanos.

27 Johann Wolfgang von Goethe, «Goethe im Gespräch mit Eckermann, 10. November 1823», en: Gisela Henckmann/Irmela Schneider/Werner Oechslin, et al. (eds.), Münchner Ausgabe, vol. xiii, Múnich 2002, 663.

Wandert aus durch alle Welten, Wandelt hin durch alle Zeiten Und verkündet auch Geringstem:

Daß ihn Brahma droben hört!28

La consigna que aquí se da al paria de servir de trasmisor, de heraldo de una buena nueva que merece ser anunciada al mundo entero, será de gran importancia en el discurso del exilio judío tras la Segunda Guerra Mundial, como ya quedó demostrado en el apartado anterior. También en la obra de Arendt sobre el concepto del exiliado como paria se reto­

mará esta obligación preclara del judío de convertirse en vanguardia de todo su pueblo y en trasmisor de una verdad capaz de alumbrar a toda la humanidad.

De todo lo anteriormente expuesto tras el estudio del cuento de Ber­

nardin de Saint­Pierre, La chaumière indienne, y del poema del Goethe,

«Legende», se colige que ya en los siglos xviii y xix existía en Europa una imagen clara de la figura del paria que se caracterizaba por su naturaleza híbrida, su marginalidad y su función de intermediario. Al paria del imaginario europeo se le presupone siempre una contradic­

ción intrínseca que hace de él, por un lado, un ser impuro que inspira aversión y, por otro lado, una figura misteriosa que incita a la vene­

ración y al asombro. Dicho de otro modo, una figura del límite cuya labor principal es la de servir de transmisor de una realidad alternativa.