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Primeros atisbos de políticas de desarrollo regional

3. Antecedentes relativos al Programa de Gestión Territorial para Zonas Rezagadas

3.2 Primeros atisbos de políticas de desarrollo regional

Como es de conocimiento general, la naturaleza del Estado de Chile es unitaria e indiscutiblemente centralista, lo que dificulta de sobremanera gestar un modelo de desarrollo que tienda a ser cohesionado territorialmente, lo que repercute en que se hayan hecho numerosos esfuerzos en pos de equiparar las brechas territoriales entre zonas favorecidas y zonas desfavorecidas. No obstante, a pesar de estos esfuerzos, la realidad actual demuestra que existen, dentro del mismo territorio nacional, territorios como la Región de Antofagasta con un PIB per cápita de US$45.110 y regiones como la de La Araucanía, con un PIB per cápita de US$5.420 (OCDE, 2013). Ambas regiones marcan las polaridades existentes en Chile, en un índice que marca que Chile es el cuarto país con las disparidades territoriales más grandes de la OECD, lo que lleva a reflexionar respecto al inequitativo crecimiento experimentado por el país en las últimas décadas. De acuerdo a datos de la SOFOFA (2015), la participación de la Región Metropolitana en el PIB total es el 42,1% del total, lo que significa que la Región Metropolitana ostenta seis veces la participación que posee la Región del Bio-Bío y más de veinte veces la participación que tiene la Región de la Araucanía, tal como se observa en la tabla 1.

Ilustración 2. Gráfico de Participación regional en el PIB sobre el total de 2015

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la SOFOFA, 2015

0 10 20 30 40 50

Arica y Parinacota Antofagasta Coquimbo O'higgins Bio-Bío Los Ríos Aysén Metropolitana

Participación porcental en el PIB total

Regiones

9 Tabla 1. Producto Interno Bruto por Región

Regiones del país

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la SOFOFA, 2015

Por lo tanto, dadas estas circunstancias, se hace imperativo proporcionar información que dote de racionalidad científica a la toma de decisiones, de manera de contribuir a la construcción de políticas públicas que vayan en la dirección de acortar estas brechas originadas sobre la base de una serie de factores que se buscará clarificar a través de esta investigación.

Los gérmenes de las políticas diferenciadas regionalmente se encuentran en la creación de la CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) en 1939. La CORFO y la Corporación de Reconstrucción, creadas ambas bajo el gobierno del radical Pedro Aguirre Cerda, contribuyeron conjuntamente al intento de promover un desarrollo más equilibrado del territorio chileno. Estas dos organizaciones, entre otras funciones, tuvieron como uno de sus objetivos centrales ayudar y reconstruir aquellas zonas afectadas por catástrofes naturales, como lo fue el caso de Chillán en 1939, ciudad que fue aquejada por un terremoto de magnitud 7.8 en la Escala de Richter. No obstante, estas políticas enfocadas hacia zonas especiales luego se expandieron hacia otros territorios igualmente afectados por otro tipo de

10 desastres. Dentro de las regiones que tempranamente se integraron a esta política estuvo la Provincia de Arauco a mediados de la década del cuarenta. En la misma línea de lo anterior, después del terremoto de Valdivia en 1960, se crea la Secretaría Técnica de los Nuevos Comités Provinciales del Desarrollo, cuyo foco era, al igual que su institución antecesora, paliar los efectos dispares del crecimiento económico nacional, es decir una cuestión similar a las metas planteadas por los numerosos planes de desarrollo implementados en la Provincia de Arauco en el último tiempo. Lo anterior da cuenta que las políticas apuntadas a zonas geográficas especiales tales como la Provincia de Arauco no son del todo novedosas, puesto que datan desde hace más de cincuenta años.

Chile ha formulado explícitamente políticas territoriales desde la década de los sesenta, con una notable coherencia temporal en sus líneas gruesas, aunque puede discutirse si en verdad se ha tratado de una política territorial contemporáneamente concebida o bien, han sido segmentos o políticas parciales las aplicadas. Cualquiera sea el caso, el Estado ha expresado, para todo el país y para cada una de sus regiones, ciertas visiones de futuro, ciertas políticas y ha esbozado al menos un conjunto de proyectos específicos y ha entregado recursos para ello (Boisier, 2007, 144).

Ahora bien, para ser más preciso, es durante el gobierno de Frei Montalva donde se crea la ODEPLAN (Oficina de Planificación Nacional), institución encargada de velar por un crecimiento económico más armónico dentro de los distintos territorios que conforman Chile (Boisier, 2007; Sims, 2010). Con ayuda de las tesis provenientes de la CEPAL, principalmente de Jorge Ahumada, se propone la gestación de cuatro polos productivos (Antofagasta, Valparaíso, Concepción y Puerto Montt), con el propósito de descentralizar territorialmente los poderes de decisión y empujar de esa manera el desarrollo productivo, de forma de generar un crecimiento más balanceado territorialmente hablando. En este período no se distingue mayormente entre crecimiento económico y desarrollo, ambos conceptos se emplean prácticamente de forma intercambiable, asimilándose el desarrollo de un país con el alza del PIB per cápita. En cuanto a la Región del Bio-Bío, siempre se ha visto como una zona geográfica privilegiada para poner en marcha un proyecto de desarrollo que mitigue el

11 centralismo endémico del que es y ha sido víctima Chile. Sin embargo, los numerosos intentos por impulsar iniciativas de esta índole no han surtido los efectos esperados.