• Keine Ergebnisse gefunden

IDA: NÚMERO DE ASENTAMIENTOS POR REGIÓN OCTUBRE 1961 – DICIEMBRE 2005

B) Las transformaciones, productivas, sociales e institucionales generadas con el establecimiento de los asentamientos humanos

El impacto generado por los programas de redistribución de tierras no se localiza, de manera exclusiva, en el acceso a este recurso y a la movilidad social vivida por buena parte de los beneficiarios de estos procesos. Junto a esta significativa acción creadora de oportunidades para el desarrollo humano de las familias que acceden a la tierra, el establecimiento de estos asentamientos humanos en diversos territorios rurales han provocado, en muchos de ellos, profundas transformaciones socioeconómicas y culturales en regiones enteras o en áreas más localizadas, dependiendo de las condiciones agroecológicas, la extensión de tierra afectada, el número de familias asentadas en ellos y el encadenamiento producido entre sus actividades productivas y organizativas, institucionales y sociales con otros procesos de desarrollo territorial. En la mayor parte de las regiones y subregiones en las cuales opera el IDA se encuentran casos de transformación territorial muy relevantes. En las visitas efectuadas para la realización de este estudio visitamos varios de los asentamientos rurales,8 creados en distintos momentos históricos. En el caso del Pacífico Central, se visitaron los establecidos en la antigua Hacienda Coyolar, extenso latifundio de 18.0000 hectáreas dedicadas a la ganadería extensiva y con grandes áreas de bosque9 La compra de esta antigua hacienda por parte del IDA y su distribución entre numerosas familias campesinas ubicadas en los asentamientos creados en este territorio (Lagunillas, Coyolar Cerro Alto, Coyolar Cerro Bajo y Capulín), así como la tierra destinada al Parque Nacional Carara, originan una transformación productiva y social de gran magnitud. El desarrollo de una amplia infraestructura, el establecimiento de escuelas y centros de salud, la construcción de viviendas y la incorporación de estas tierras, en manos de las numerosas familias

8 En diversos apartados del estudio se ha utilizado el término de ASENTAMIENTOS RURALES y no el de asentamientos campesinos empleado por el IDA en sus programas. Esto se debe a que estos asentamientos humanos establecidos en diversos territorios del país, constituyen hoy poblados en donde los integrantes de las familias, aún vinculados a estas tierras, desempeñan muy variadas actividades no agrícolas. Entre estas se encuentran actividades profesionales, turísticas, comerciales, agroindustriales, o de construcción y arriendo de edificios construidos en sus antiguas parcelas agrícolas. Desde luego que la mayoría de ellas encuentran en la agricultura y otras actividades pecuarias, la base del desarrollo de su actual pluriactividad; pero muchos de ellos, asimismo, hace tiempo dejaron de ser campesinos, en el sentido estricto del término.

9 En la página Web del SINAC se apunta lo siguiente: “Lo que se conoce hoy como Parque Nacional Carara formó parte del gran latifundio agrícola llamado la Hacienda Coyolar, (una de las concentraciones de tierra de propiedad privada más grandes que ha tenido el país) la cual se extendía desde Orotina y finalizaba en Parrita siendo su territorio de miles de hectáreas pertenecientes al Dr. Fernando Castro Cervantes persona quien años más tarde, se las vende al IDA ( Instituto de Desarrollo Agrario), donde posteriormente el IDA le traspasó estas tierras al Servicio de Parques Nacionales ( SPN), donde se creó el 27 de abril de 1978 como categoría de Reserva Biológica”.

http://www.sinaccr.net/acopac_carara_general.php

Oficinas del IDA ubicadas en la antigua Hacienda Coyolar y vistas de la situación actual de algunos de los asentamientos en la Región Pacífico Central.

asentadas en ellas, a actividades productivas de mucho dinamismo, tales como la exportación de mangos y melones, brindan un claro ejemplo sobre los impactos producidos con la aplicación de las políticas de redistribución de tierras impulsadas por el IDA. En la actualidad, en estos poblados tienen lugar procesos de diferenciación socioeconómica, similares a los ocurridos en los diferentes espacios rurales del país10. Asimismo, recientemente se han presentado diversas denuncias sobre la reasignación de

10 En el recuadro colocado arriba se ve la fotografía la Casona de la antigua Hacienda El Coyolar -declarada de interés histórico arquitectónico-, y en las fotografías colocadas a derecha, las condiciones mostradas por los asentamientos establecidos en el otrora latifundio explotado de manera extensiva en el pasado.

parcelas, granjas y lotes mantenidos en manos de la institución, a funcionarios del IDA y sus parientes lo que, según la información de varios medios de comunicación, ha originado el impulso de varias investigaciones por parte de la Contraloría General de la República y el Ministerio Público. El 2 de diciembre de 2005, Telenoticias informa sobre esta situación y señala que, “La acción de la Contraloría es paralela a la Fiscalía General de la República que ayer manifestó que la Fiscalía de Delitos Económicos investigaría el caso” http://www.teletica.com/archivo/tn7/nac/2005/12/02/844.htm El periódico La Nación, por su parte, apuntó que, “La CGR comenzó ayer una investigación luego de que una serie de reportajes de La Nación reveló que el IDA adjudicó unas 100 hectáreas a un grupo de funcionarios de la institución y a sus familiares”

http://www.nacion.com/ln_ee/2005/diciembre/03/pais1.html Estas situaciones, originadas más de dos décadas después de adquirida esta hacienda y de ser adjudicada a numerosas familias demandantes de tierra en esta región, no empañan las transformaciones ocurridas en este territorio, ni los logros alcanzados en cuanto al bienestar de la gran mayoría de estas familias, cuyo acceso al suelo se produjo -al contrario de lo ocurrido con los casos irregulares denunciados-, en el marco de las disposiciones jurídicas y las políticas públicas que favorecieron su desarrollo.

C) Subsistencia e integración de las familias en los procesos de desarrollo económico

El acceso a la tierra crea una oportunidad para elevar sus capacidades y contar con un medio para la generación de los ingresos requeridos para la subsistencia de estas familias rurales. El ser adjudicatarias de una parcela les genera, a las familias rurales empobrecidas, un elemento básico para modificar su situación. No obstante, no cabe duda de que son necesarias otras condiciones complementarias, para lograr el aprovechamiento de ese recurso y alcanzar el bienestar familiar. Es asimismo relevante, al contrastar la situación de las familias ubicadas en un mismo asentamiento o en asentamientos localizados en diferentes regiones del país, destacar ciertos aspectos esenciales como la calidad de la tierra a la cual se accede, la cercanía a los mercados, el acceso a los servicios y la composición y características particulares de la propia familia, como componentes de un complejo proceso que da lugar a un paisaje muy heterogéneo.

De la misma forma, se aprecian destacadas diferencias de acuerdo al momento en el cual las familias acceden a la tierra, tanto por las diferencias existentes en el entorno económico y sociopolítico, como por los recursos con los cuales cuentan las instituciones

para ofrecer esas condiciones complementarias, requeridas para impulsar el desarrollo de los asentamientos y las familias.

En ese desigual panorama, se hallan numerosas familias rurales, ubicadas en diversas localidades del país, las cuales encuentran su participación en los programas de redistribución de tierras y en las acciones de desarrollo de los asentamientos un mecanismo, con el cual -en unos casos-, han logrado su incorporación plena en los procesos de desarrollo socioeconómico del país; o –en otros casos- contar con un medio para alcanzar una subsistencia digna para sus familias. Desde luego que en este proceso muchas familias no lograron alcanzar este objetivo o sucumbieron ante las posibilidades ofrecidas por un cada vez más dinámico mercado de tierras; y, de manera legal o ilegal, se desprendieron de sus parcelas (Aguilar, 2002).11

Por otra parte, la distribución de lotes y de granjas familiares se ha convertido en una de las posibilidades más viables para solucionar la falta de vivienda sufrida por muchas familias rurales, en algunos casos los propios hijos de los parceleros, quienes por este medio resuelven su necesidad de vivienda. Para la mayoría de los adjudicatarios de lotes y granjas esta es su “solución de vivienda” y, en el caso de las últimas, una forma de llevar a cabo actividades para el autoconsumo, complementando de esta forma la seguridad alimentaria familiar.