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Nuevo milenio. Globalización y rol del comercio internacional

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MARCOS TEORICOS

1.2 Nuevo milenio. Globalización y rol del comercio internacional

Entre los temas de relevante interés en la transición de los años ’90 a los años 2000 se destaca la contribución que el comercio internacional puede realizar en términos de fortalecimiento del crecimiento económico y de la reducción de la pobreza rural.

En la edición del State of Food and Agriculture (FAO) de 1995 con el título evocativo “Agriculture Trade: entering a new era?” se sostienen las oportunidades que podrían emerger con la nueva era, caracterizada por la desregulación de la economía mundial, de la creciente cuota de participación de los PVD en el comercio mundial, y por las nuevas oportunidades que se pueden concretar en el mercado mundial luego de la conclusión de la Ronda de Uruguay, y con la creación de la World Trade Organization (WTO). En el informe de todas maneras se destaca que este nuevo sistema comercial podría ocasionar ulteriores riesgos en términos de una distribución asimétrica de las oportunidades a nivel internacional.

Después de diez años de la publicación de este informe, la FAO propone en el 2005 un nuevo documento “Agricultural Trade and Poverty: Can trade work for the poor?”. En este segundo documento se analizan en detalle los posibles impactos que una mayor apertura al comercio internacional podría determinar sobre las economías de los PVD.

Al respecto hay que subrayar que el tema del comercio internacional nos remonta a los albores de la Ciencia Económica, con las teorías de Adam Smith sobre la ventaja absoluta y David Ricardo sobre la ventaja comparativa. En términos modernos el enfoque de los economistas en relación al informe “comercio internacional-crecimiento-pobreza” podría describirse sintéticamente en dos modos.

a) Los sostenedores de la liberalización del comercio internacional expresan que este es un mecanismo idóneo para sostener al crecimiento económico, el cual, a su vez, se puede traducir en una

reducción de la pobreza. Se sostiene, en efecto, que las barreras arancelarias están pensadas para proteger las posiciones de pocos al interno de la economía, determinando un mayor gasto a cargo de la colectividad. La liberalización, además, permitiría una mayor eficiencia en el uso de recursos que, por definición, son escasos.

Esto significa poner a disposición de la colectividad una mayor cantidad de bienes y, a consecuencia, mejorar el bienestar social. El crecimiento, inducido por la apertura del comercio internacional, determinaría beneficios directos (en términos de mayores ingresos y mayor ocupación) e indirectos (o sea, mejores niveles de instrucción, de salud, de nutrición, etc.) que a su vez determinan un círculo virtuoso que facilita la reducción de la pobreza

b) Los que critican el modelo neo-clásico del comercio internacional, evidenciando que el mismo no tiene una adecuada consideración de las imperfecciones del mercado y del poder de negociación que tiene los países en el ámbito de los acuerdos de reducción de tarifas internacionales. Según los sostenedores de tales planteamientos la liberalización del mercado internacional, especialmente en relación a los productos agrícolas, podría beneficiar sólo a las grandes empresas más orientadas a las exportaciones, reforzando, por tanto, procesos de concentración empresarial que marginalizarían ulteriormente a los pequeños productores agrícolas. Esto determinaría un ulterior aumento de la desocupación y de la pobreza en el ámbito rural. Se critica, por tanto, el planteamiento según el cual “en el largo plazo todos se beneficiarían con la apertura del comercio internacional”, sosteniendo en cambio que serán propio las clases sociales más pobres y marginales las que sufrirán los contra golpes derivados de las variaciones de precios de los commodity a nivel internacional, en ausencia de un adecuado sistema de protección. Los sostenedores de este enfoque critican además la falta de una real competencia a nivel internacional, por cuanto no obstante haya sido subscrito el Agreement on Agriculture (AoA) en el traspaso de la Ronda de Uruguay a WTO, muchos países desarrollados perseverarán en sostener indirectamente su propia agricultura a través de ayudas desacopladas, pidiendo en cambio a los PVD competir en el mercado internacional de los productos agrícolas sin ninguna forma de protección.

Es evidentemente indudable que la economía internacional está cada vez más integrada, gracias a la reciente globalización. Recorriendo brevemente

las etapas del comercio internacional desde los años ’60 hasta hoy se evidencia que:

a) el comercio internacional de bienes y servicios crece mucho más rápidamente respecto al crecimiento del PIB mundial;

b) la tasa de crecimiento del comercio de productos agrícolas a nivel internacional es más elevada que la tasa de crecimiento de la producción agrícola;

c) la posición relativa de los productos agrícolas respecto al comercio internacional de bienes y servicios es cada vez más decreciente;

d) los países en vías de desarrollo son menos dependientes de sus propias exportaciones agrícolas respecto al pasado (figura 1.3);

e) el comercio de productos agrícolas entre los PVD está en continuo crecimiento;

f) el comercio internacional de productos agrícolas transformados registra sensibles tasas de crecimiento;

g) los países menos desarrollados (Least Developing Countries, LDCs) son aún los que menos participan en el comercio internacional de productos agrícolas, no obstante el sector primario juegue un rol fundamental en sus economías (FAO, 2005).

La literatura internacional ha evidenciado que la pobreza no puede ser reducida si no existe un proceso contemporáneo de crecimiento económico.

No obstante esto, si la sociedad está caracterizada por una grave desigualdad en la distribución del ingreso, entonces la pobreza está destinada a permanecer también en presencia de un crecimiento económico.

En este caso se vuelven necesarias las inversiones públicas que mejoran la oferta de servicios públicos (sanidad, instrucción, nutrición) que en el largo plazo mejorarán la capacidad de producir ingreso por parte de la población pobre.

Estas inversiones de largo plazo deberían acompañarse con políticas de corto plazo a través de las cuales se busque el crecimiento de la producción agrícola con tecnologías que sean mayoritariamente intensivas en el uso del trabajo y que no requieran de una elevada dotación de capital. Al respecto las políticas pasadas basadas en los modelos de import substitution, sobre el mayor sostenimiento dado a las áreas urbanas (urban bias) y a las inversiones intensivas de capital, no parecen representar mecanismos idóneos para la reducción de la pobreza21.

21 Atkinson y Bourguignon (2000), Lipton y Ravallion (1995), Ravallion y Datt (1999).

Figura 1.3: Exportac

taciones de productos agrícolas a nivel mundial respec ienes y servicios (% y US$ a precios corrientes)

ítica de apertura a las oportunidades ofrecidas cional pueda ser efectiva, se hace necesario con

, en términos de política, que deben ser adecuad in de reducir las posibles desventajas de corto y m la parte más pobre de la población. A la luz de cu

teratura y por la experiencia directa, tales medidas p ca económica del Estado debe poner en marcha un s s que dé credibilidad internacional al país. Este

cilitar las inversiones directas externas, favore ión de ahorro y generar, consecuentemente, inve en el sector primario.

ca económica del Estado debe prever una mayor d os a favor del desarrollo del sector primario. Es, po , crear sistemas de compensación a favor de las cat más vulnerables que pueden sufrir en el corto pl

utilizado por las familias, en los momentos más críticos, en relación a la producción agrícola que de todos modos les aseguran ingresos complementarios a las familias. En los momentos de fuerte desarrollo éstas pueden actuar como sistema de financiación de las empresas agrícolas.

d) El aumento de la productividad agrícola debe ser demandado no sólo por las medianas y grandes empresas agrícolas, sino también por las pequeñas empresas que operan en áreas rurales marginales o en las áreas peri-urbanas. Evidentemente este objetivo no debe ser perseguido por las empresas individuales en autonomía, las mismas se deberían relacionar con un sistema institucional local y con organizaciones de la sociedad civil que intenten facilitar este objetivo con la realización de idóneas infraestructuras viales y de regadío y con la difusión en el territorio de adecuados conocimientos técnicos.

e) Los Estados que piensan en adoptar una política de libre intercambio internacional, deben sopesar atentamente cómo la apertura al mercado internacional puede incidir sobre la pobreza rural, analizando si los mercados locales están en condiciones de ser efectivamente receptivos respecto al sistema de los precios y si la infraestructura de vinculación con los mayores centros son tales de permitir un rápido desplazamiento de las mercancías.

La respuesta a estas medidas será propia de cada contexto y por tanto el impacto del comercio internacional, en el actual contexto de globalización, en el crecimiento y la reducción de la pobreza podrá ser evaluado según las circunstancias específicas de cada territorio lo que determina la ventaja comparativa respecto a otros contextos.

1.3 Nueva ruralidad: desde desarrollo sectorial a

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