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Años ‘90. People centred development y desarrollo sostenible

Im Dokument The Rural Contribution to Development (Seite 48-51)

MARCOS TEORICOS

1.1 Evolución del pensamiento económico en los PVD

1.1.5 Años ‘90. People centred development y desarrollo sostenible

Los sustanciales cambios de los inicios de los años ’90 se cruzan en dos corrientes contrapuestas de pensamiento teórico, en relación a los temas del desarrollo y crecimiento. Los mismos han sido claramente evidenciados por Kirkpatrick, Clarke, Polidano (2002), o bien el “growth centred development” y el “people centred development” que fijan la atención, en cambio, sobre la centralidad de la persona en las políticas de desarrollo.

El primero, propio del World Bank, sostiene la centralidad del crecimiento económico perseguido con políticas neoliberales que refuercen la progresiva globalización de la economía. El crecimiento económico sostenido por el desarrollo del comercio internacional, puede determinar la reducción de la pobreza, mucho más rápidamente que políticas ad hoc decretadas por los gobiernos. Los sostenedores son, además, conscientes del posible impacto negativo en el stock de capital natural, que por otra parte puede ser compensado en el enfoque de sostenibilidad débil.

El “People-centred development”, promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presta más atención al desarrollo humano de la comunidad. Igualmente la economía internacional y los sistemas financieros, si se dejan libres a sí mismos, pueden determinar impactos negativos bajo el perfil social. Esto no implica que, para los fines del desarrollo humano, sea necesario un crecimiento económico continuo.

Bajo el perfil ambiental el desarrollo humano adopta el principio de la fuerte sostenibilidad de los proceso de crecimiento, sea en una óptica intra-generacional como inter-intra-generacional.

actually make the latter group lose out in the battle for commanding food». Sen (1985).

El desarrollo humano de hecho se entiende como:

«… el proceso de ampliación de las elecciones de los individuos y el nivel de bienestar que ellos adquieren. Estas elecciones no son definitivas ni estáticas. Sin embargo, indiferentemente del nivel de desarrollo, las tres elecciones esenciales para los individuos son: conducir una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y acceder a los recursos necesarios para un estándar decente de vida. El desarrollo humano, de todos modos, no termina aquí. Otras elecciones que presentan un gran valor para los individuos van desde las libertades políticas, económicas y sociales a las oportunidades de ser creativos y productivos, al goce del respeto por sí mismos y a la garantía de los derechos humanos. El ingreso representa sólo una opción, si bien importante, que los individuos quisieran tener.

No constituye, sin embargo, el fin último en sus existencias. El ingreso es asimismo un medio, allí donde el desarrollo humano es el fin» UNDP (1997).

Franceschetti (2002) citando a Pimental evidencia los elementos característicos del desarrollo sostenible de los sistemas agrícolas20 en los países de economía pobre:

a) adaptación del sistema agrícola al medio ambiente de referencia.

Esto implica por ejemplo el empleo de especies vegetales o animales que sean ecológicamente aptas al suelo, al agua, al clima y a los componentes biológicos presentes;

b) optimización del uso de los recursos biológicos y químico-físicos en el agro-ecosistema. Esto incluye el uso eficaz del control biológico de los agentes bióticos adversos, el uso de abonos, de las rotaciones, de los residuos agrícolas y de otros recursos biológicos;

20 «Los primeros estudios sobre la sostenibilidad fueron realizados por las Naciones Unidas inmediatamente después de la Conferencia del Medio Ambiente y el Desarrollo realizada en 1992 en Río de Janeiro, Brasil. Durante los años noventa siguió el trabajo de la OCSE que ha adoptado el esquema de referencia teórico Presión, Estado, Respuesta (PER) para la representación de la relaciones agricultura–ambiente. ....Del conjunto de estos estudios emerge claramente un dato: la falta de una definición compartida del concepto de sostenibilidad y, como obvia consecuencia, de un enfoque común para su medición, que adolece de la adopción de parámetros de referencia (cualitativos y cuantitativos) no homogéneos y variables en función de los diferentes contextos nacionales»

Trisorio (2004).

c) desarrollo de estrategias que induzcan mínimos cambios al ecosistema natural, para proteger el ambiente y minimizar el uso de energía fósil en la manipulación del agro ecosistema.

Estos aspectos, pertinentes al mundo agrícola, evidencian el más amplio debate subyacente al tema de la sostenibilidad y de su medición. Una parte de la escuela teórica sostiene la así llamada sostenibilidad débil, basándose en el principio de la conservación de las oportunidades de producción, o bien del mantenimiento en el tiempo de un stock de capital constante (poniendo en marcha las formas de compensación entre capital producido por el hombre, capital humano y capital natural). A esta visión se contrapone la de sostenibilidad fuerte promovida por la literatura ecologista, según la cual, propio por el carácter de no reproducibilidad de una parte del capital natural y la difundida aversión al riesgo de la colectividad, es necesario mantener el stock de capital constante en el tiempo. Una ulterior escuela de pensamiento distingue entre diferentes tipologías de capital natural y sostiene que sólo el capital natural “crítico”

(o sea, el que brinda servicios ambientales insustituibles) deba ser objeto de una específica protección, tal de estar comprendido en la idea de sostenibilidad fuerte.

Según Reardon (1998) el debate internacional que contrapone el aumento de la productividad agrícola a la protección del ambiente y a la sostenibilidad, no tiene en cuenta las verdaderas necesidades y exigencias de los agricultores de los países con economías pobres, especialmente de África. Por una parte los mismos, a causa de los programas de ajuste estructural, no tienen ya a disposición input de producción subsidiada y, por lo tanto, su productividad se ve disminuida fuertemente. Por otra parte los nuevos programas de desarrollo, propuestos también por organizaciones no gubernamentales (ONG), imponen condiciones de carácter ambiental que impiden a los agricultores cultivar tierras vírgenes sujetas a vínculos ambientales. La interacción de estos dos aspectos logra, a veces, solo aumentar el hambre. Una agricultura sostenible, según el autor, no está en condiciones de satisfacer la creciente demanda alimentaria. Por tanto la consecuencia será la necesidad, de parte de los gobiernos, de recurrir cada vez más a las importaciones de alimentos y para los agricultores de cultivar nuevas tierras, aunque sean frágiles desde el punto de vista ambiental.

Según Reardon es necesaria entonces una justa combinación entre una Low Input Sustainable Agriculture (LISA) en los terrenos tropicales sujetos a mayor fragilidad, de modo de reintegrar la sustancia orgánica y lograr que éstos sean más productivos, y una agricultura mas intensiva en el uso del capital y por lo tanto, también en input químicos, lo que se realizaría en

tierras con un mayor potencial. Esta integración podrá permitir sea la sostenibilidad como el aumento de productividad. Evidentemente este camino de desarrollo está fuertemente condicionado por las decisiones macroeconómicas y sobre todo por la voluntad política de invertir en infraestructuras rurales, en crédito rural y en la promoción de empresas no agrícolas en ámbito rural (sobre todo de tipo agro-industrial).

1.2 Nuevo milenio. Globalización y rol del comercio

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