• Keine Ergebnisse gefunden

El reclutamiento forzado

Im Dokument La huella invisible de la guerra (Seite 127-132)

El reclutamiento forzado constituye una grave violación del derecho a la libertad y la seguridad personal, derechos claramente consagra-dos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y protegiconsagra-dos por la Constitución Política de Colombia. Consiste en utilizar a una persona con fines de explotación en provecho propio o de un tercero, haciendo uso de la coerción o la limitación de la libertad individual.

El reclutamiento forzado ha sido utilizado en la Comuna 13 por los las milicias, guerrillas, paramilitares, combos y bandas en diversos momentos y se articula a dinámicas del conflicto armado y de violencias diferenciadas. Se registra desde finales de los no-venta con las milicias, se hace visible a principios del 2002 cuando se iniciaron los combates entre los diferentes grupos armados por

el dominio del territorio; toma relevancia entre el 2003 y 2006, durante el proceso de desmovilización, en el que hombres desmo-vilizados obligaban a la población a integrarse a grupos armados.

Durante la época en la que sólo las milicias y las guerrillas te-nían presencia en el territorio, los pobladores recuerdan el reclu-tamiento como una manera de presionar a las familias:

[...] Entonces como la comunidad había tanta que no estaba de acuer-do con eso, entonces los que no estaban de acueracuer-do los hacían ir, despla-zar a otras partes y las familias que no colaboraban les sacaban un hijo al servicio de ellos o los hacían ir, o los mataban [...]. Entonces eso era un conflicto por lado y lado, mire que si usted no quería estar con ellos era un problema, y si usted tenía su hijo pagando servicio y llegaba de visita ahí mismo le caían, venga mijo que lo necesitamos pa’ nosotros y ahí mismo lo reclutaban, si quería a las buenas o si quería a las malas, hágale hermano porque si no tenía su familia encañonada ahí. (Taller de memoria, testimonio hombre adulto, 2010)

En el año 2002, por su parte, una gran cantidad de personas y familias tuvieron que irse para proteger a sus hijos, porque ante la agudización de la disputa, aumentaba la demanda de los gru-pos armados para que los hombres jóvenes se integraran a sus filas con el fin de ampliar el número de combatientes o reponer a los que habían muerto en combate. Así recuerda una mujer adul-ta este momento:

¡Se acuerdan muchachas que estaban reclutando, recogiendo jóve-nes, pues, dizque para ayudar ahí?, entonces yo me llené de temor, de miedo entonces yo mandó… otros tres hijos míos para donde la herma-na mía mientras pasaba pues la marea. (Taller de memoria, testimonio de mujer adulta, 2010)

Aunque esta práctica se atribuye principalmente a los grupos paramilitares, también hay referencias a su uso por parte de la guerrilla de las FARC. Según informe del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, después de la operación Orión, este grupo habría reclutado de forma masiva en la

Co-muna 13 niños y adolescentes entre los 10 y 18 años para apoyar actividades de vigilancia, asesinatos selectivos, cobro de vacunas, información y control poblacional en el barrio, lo que habría pro-piciado múltiples casos de desplazamiento forzado (Instituto de Estudios Politicos 2008).

En el año 2005, organizaciones de Derechos Humanos pusie-ron a conocimiento de las autoridades locales y nacionales la situa-ción que en ese momento y en el marco de la desmovilizasitua-ción del Bloque Cacique Nutibara vivían los jóvenes de la Comuna 13. En informe elaborado por la agencia de prensa del IPC se describen diversas modalidades y casos de reclutamiento forzado: la presión, bajo amenaza de muerte, para que niños y jóvenes realizaran ac-tividades como “cobro de vacunas” y la participación forzada de jóvenes en la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara reali-zada en el municipio de San Roque. Según denuncia de la Corpo-ración Jurídica Libertad citada en este informe,

Miembros del Cacique Nutibara llevaron directamente a los jóve-nes a la zona. Aquellos que se opusieron están siendo objeto de ame-nazas. Incluso se ha generado un rumor público en la Comuna de que habrá una masacre y que los jóvenes que se han negado a parti-cipar sufrirían represalias. (Instituto Popular de Capacitación 2005) Esta situación lleva a diversas organizaciones defensoras de los Derechos Humanos72 de la ciudad a presentarle a la Comisión In-teramericana de Derechos Humanos de la OEA una solicitud de medidas cautelares a favor de los niños, niñas y jóvenes de la Co-muna 13 para que les garantizaran su vida e integridad frente a los acosos por parte de los paramilitares que operaban en la zona (Instituto Popular de Capacitación 2005). Como respuesta a esta solicitud, la CIDH pidió a la Cancillería colombiana información sobre medidas adoptadas para “garantizar la protección de los

ni-72 La solicitud fue presentada por el Grupo Interdisciplinario de Derechos Humanos (GIDH) y respaldada, entre otras, por la Ruta Pacífica de las mujeres, la red de hermana-miento Lazos Visibles-Pueblos hermanos, la Red Juvenil y la Corporación El Solar (Insti-tuto Popular de Capacitación 2005).

ños y niñas de la Comuna 13 de Medellín frente a los miembros y exmiembros de grupos armados al margen de la ley en la zona”

(El Colombiano, 1 de septiembre del 2005, p.10A).

Hechos similares a éstos son relatados por el periódico El Co-lombiano en los que también se deja claro la grave afectación de los niños, niñas y jóvenes menores de edad. El período registra cerca de 25 casos de intento de reclutamiento denunciados en los que se señalan a las autodefensas como responsables. En estos ca-sos, la decisión en la que coinciden los padres es enviar a sus hijos a las casas de otros familiares para así prevenir el aumento de las presiones para participar de la guerra; esto genera un tipo de des-plazamiento individual (El Colombiano, 18 de agosto del 2005; El Colombianos, 1 de septiembre del 2005).

En el informe de la personería de Medellín sobre la situación de DDHH en 2007 se hace referencia al reclutamiento forzado como una de las situaciones más preocupantes que se viven en la ciudad, en general, y en la Comuna 13, en particular:

Preocupa el hecho de que se está reclutando a los menores de edad para incorporarlos a las redes de criminalidad y narcotráfico de los grupos ilegales. El día 10 de octubre jóvenes de la Comuna 13 fueron reunidos por un sujeto que dijo pertenecer a la banda Los Triana y, tras enseñarles una cantidad de dinero y armas, les ofreció trabajar para dicha organización. (Instituto Popular de Capacita-ción 2007).

De otro lado, en el mismo sector, un hombre del que se dice ser desmovilizado y que además orientó el llamado “pacto de no agre-sión” presionó a algunos muchachos para que se vincularan a traba-jar para ellos; se indicó que quienes se niegan son golpeados, ame-nazados e incluso obligados a desplazarse. (Personería de Medellín 2007, 41)

En el 2008, la Agencia de Prensa del IPC denunció el caso de va-rias familias que se vieron obligadas a abandonar la Comuna luego de que hombres armados llegaran al sector El Salado ejerciendo

pre-siones sobre los menores de edad para que realizaran actos ilícitos como transporte de armas, venta de alucinógenos y vigilancia sobre los habitantes de otros barrios. En uno de los testimonios recogidos una mujer afirma: “A uno de mis hijos lo amenazaron simplemente porque no quiso hacer esas cosas. Le empezaron a decir ‘sapo’, ‘que se cuidara’” (Instituto Popular de Capacitación 2008).

Esta situación fue ratificada dos años después por el coman-dante de la Policía quien, en 2010, reveló que en el marco de la investigación que adelantaban tenían referencia de unos treinta adolescentes reclutados por la banda La Agonía, los cuales fueron enviados a Cali, Barranquilla y otras ciudades de la Costa Atlánti-ca donde hace presencia alias Valenciano (El Mundo, 16 de febre-ro del 2010, A7).

En efecto, MH conoció casos de desplazamientos ocurridos en el 2010 que tuvieron al reclutamiento forzado como motivo de desplazamiento. El siguiente testimonio de una mujer habitante de La Divisa, quien debió sacar a su hijo de la Comuna por el re-clutamiento que de él estaban haciendo los grupos armados que controlan el sector,

Éste es mi hijo, éste es el niño mío… y éstos son los hombres que me lo ponen a cargar armas… Entonces yo me di cuenta y el niño me contó que le estaban poniendo a cargar armas de un sitio a otro, para que la Policía no los cogiera a ellos que cada rato los requisaban y a los niños no los requisaban, entonces los pusieron varias veces, entonces al niño. Entonces yo hablé con el tío de él y lo mandé a estu-diar a otro lado, entonces a los días que ya no vieron al niño por ahí, entonces fueron y me preguntaron a mí por él, alguien me preguntó por el niño “ah no él se fue a estudiar a otro lado”, entonces me dije-ron que por qué no lo traía otra vez, entonces yo le dije que no, que el niño estaba por allá estudiando y que estaba bien, entonces me empujaron hacia adentro y comenzaron a tratarme mal y me dijeron que si no le colaboraba trayendo al niño entonces que me abriera de allá... (Taller de Memoria, testimonio de mujer adulta, 2010).

Desplazarse en estos casos es una manera de evitar la vincu-lación, especialmente de jóvenes y niños, a las dinámicas de la

guerra y de evitar lo que se considera un mal mayor e irreparable:

la muerte.

Taller de memoria, dibujo elaborado por mujer adulta desplazada, 2010

Fuente: Memoria Histórica.

Im Dokument La huella invisible de la guerra (Seite 127-132)