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Balanza Comercial de Santander 1996-2001. Miles de dólares FOB

En la oferta exportable de Santander se espera que en los próximos años, el departamento consolide su influencia en la región nororiental y en el país, tanto en la generación y transferencia de conocimiento hacia el sector productivo, como en la exportación de productos y servicios con valor agregado generados en los sectores de aceite de palma vegetal y sus derivados, Artes Gráficas, Avícola, Confecciones, Cuero, Calzado y sus manufacturas, Dulces Procesados, Joyería, Metalmecánica, Petroquímica, Salud y Turismo, lo que conllevara al logro de un bienestar mas equitativo y sostenible.

La balanza comercial en Santander para el período 1996-2001 refleja un comportamiento positivo pues el déficit se ha reducido visiblemente al pasar de US$ (-253.079) en el año1996 a US$ (-46.054) en el 2001. Sin embargo, es pertinente aclarar que para el año 1997, se evidencia en mayor grado el peso de las importaciones en la balanza comercial pues esta registra un saldo en rojo de US$(-292.852). A partir de entonces, la vocación y orientación exportadora del departamento atenúa el comportamiento de la balanza (Ver Gráfico 24).

GRAFICO 24. Balanza Comercial de Santander 1996-2001. Miles de dólares FOB.

Fuente: DIAN. SIEX Sistema de información estadístico de comercio exterior. Cifras en miles de dólares.

BALANZA COMERCIAL DE SANTANDER 1996 -2001

-350.0

1996 1997 1998 1999 2000 2001

3.2.2.7. Aspectos del Mercado Laboral en Santander

Al referirnos al mercado laboral en el Departamento de Santander debemos contemplar, en el contexto del presente trabajo, un marco de referencia un poco más amplio que el de la empleabilidad en la región. Debemos partir por reconocer que la globalización ha hecho caducas las tradicionales formas de organización empresarial y de protección social. Atrás quedaron los modelos tayloristas y fordistas de organización del trabajo.

La producción fordista, por ejemplo, permitió asegurar una mano de obra altamente calificada para una moderna sociedad industrial, que se erigió sobre la base de la producción manufacturera y el desarrollo de fuertes complejos empresariales de industria básica. La formación para el trabajo productivo permitió crear una elite altamente jerárquica, centrada en torno al credo ascendente del progreso humano. Ese tipo de educación permitió desarrollar los consensos ideológicos básicos, a partir de los cuales la integración social se daba como un hecho. Pero también es cierto, que al sistema educativo tradicional se le endilga, como en el caso colombiano, el haber propiciado una asignación inequitativa del ingreso a través del gasto publico.

En este escenario, la educación no coadyudó a superar la vieja dicotomía existente entre campo-ciudad, sino que en algunos casos parece haber acentuado buena parte de las disparidades regionales existentes en nuestros país. El problema, sin embargo, es que en la actual fase recesiva del ciclo económico que vive nuestro país, las ciudades como centros de desarrollo urbano se muestran más incapaces de absorber la mano de obra altamente capacitada, que “expulsan” los centros educativos del país hacia los centros urbanos.

Con la irrupción de los modelos postfordistas la flexibilización del mercado laboral se ha intensificado hasta el punto en que la formación para el trabajo productivo se centra actualmente en el desarrollo de habilidades y competencias profesionales, que permiten conectar al individuo con los cambios y exigencias globales ocurridos en sectores estratégicos de la producción (transporte, telecomunicaciones, construcción de nuevos materiales, prestación de servicios comunitarios como la prestación del servicio de aseo, del agua, etc.), donde la búsqueda de mayor competitividad está indisolublemente ligada

a mayores niveles de productividad. Las remuneraciones salariales ligadas a mayores productividades permiten, a su vez, implementar relaciones contractuales entre trabajadores y empresarios altamente flexibles.

En el caso del mercado laboral colombiano, en las últimas décadas, ha persistido una brecha rural – urbana, que ponen en evidencia de segmentación; las remuneraciones en diferentes puntos geográficos a largo plazo (corrigiendo por diferentes niveles de costo de vida y de transporte), señala la débil integración de dicho mercado. Diferentes análisis de cointegración para el caso del oriente colombiano señalan como en la región “se observa una mayor dispersión de los niveles de salarios después de 1976 cuando se presenta una recomposición al interior del sector agropecuario regional por la consolidación de la ganadería de doble propósito, el surgimiento del sector floricultor en Cundinamarca y la expansión de la avicultura en Santander del Sur, factores que determinaron una mayor remuneración en Cundinamarca y un rezago relativo en Santander del Norte de manera particular después de 1984”243.

La tasa de desempleo en Santander muestra un aumento progresivo de cerca de 6 puntos porcentuales en los últimos años, explicado por las altas tasas de migración – forzada o voluntaria- al área urbana, la cual no está en condiciones de absorber eficazmente a la población laboral; además la población de la región no desarrolla actividades productivas que conduzcan a generar su propio ingreso (sólo un 5.8% de la población es empleada por cuenta propia y un 6% es patrón o empleador).

La situación del desempleo ha venido empeorando significativamente desde 1992 cuando el índice fue de 7.8% al finalizar el año y, desde entonces, la tendencia ha subido permanentemente en más de 10 puntos porcentuales. En 1998 Colombia estaba prácticamente estancada en cuanto a generación de empleo se refiere (la tasa de desempleo alcanzó el punto más alto en los últimos 22 años llegando al 15.9% al final del año; cifra que casi duplica el promedio de la tasa de desempleo en América Latina), hecho que fue atribuido a la recesión de la economía, causada a su vez en gran parte por las altas tasas de interés que postraron a la industria y al sector de la construcción.

243 DANE. 1ntegración del mercado laboral colombiano: 1945-1998. Santafé de Bogotá, 2001.

Sumado a lo anterior, la población desempleada se vio seriamente afectada por el aumento progresivo de personas buscando empleo y la casi nula generación de puestos de trabajo necesarios para absorber esta mano de obra. Esta situación no fue ajena para la región donde las dificultades económicas de las empresas locales, la falta de incentivos tributarios e incentivos y los elevados intereses bancarios, se convirtieron en las causas principales del deterioro del empleo en Bucaramanga (según el registro mercantil de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, cerca de 400 empresas fueron disueltas durante 1998).

Para el año de 1999, esta situación se acentuó, oscureciendo el panorama nacional caracterizado por un estancamiento en las actividades económicas, producto de la reducción del nivel de empleo ante el desplazamiento de trabajadores por la desaceleración del aparato productivo nacional. El país registró un desempleo, en las once principales ciudades, del orden del 18.1%; el número de desempleados alcanzó 1.467.842 de una población económicamente activa calculada en 8.090.128 personas en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Manizales, Pasto, Pereira, Cúcuta, Ibagué y Montería.244

En términos generales, durante los años 1991-1994 se registraron oscilaciones en la tasa de desempleo de estas siete ciudades y sus respectivas áreas metropolitanas, con disminuciones leves en los años 1993 y 1994 cuando se presentaron tasas de 7.8% y 8.0%, respectivamente. En los siguientes cuatro años (1995-1999) se evidenció un aumento sostenido y continuo en la tasa de desempleo al pasar de 9.5% en el año 1995 a 18.1% en el año 1999 (Ver Gráfico 25).

244 CAMARA DE COMERCIO DE BUCARAMAGA. Informe Económico 1999 Bucaramanga. Departamento de Información Económica.