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2 EL ESTUDIO DEL USO AGROPECUARIO DE LA TIERRA

2.2 El análisis del uso de la tierra

2.2.1 La clasificación de tierras

2.2.1.5 Aplicación de los resultados

La incorporación y aplicación de los resultados de las clasificaciones de tierras a proyectos agropecuarios se enfrenta a una serie de dificultades técnicas y conceptuales.

Las clasificaciones de tierras definen el análisis según criterios de homogeneidad o de funcionalidad; por otra parte, los análisis socioeconómicos operan en torno al criterio de programación o administración, e. d., se adoptan las áreas administrativas y límites políticos, introduciendo distorsiones al implementar lineamientos extraídos de las clasificaciones de tierras (FREEMAN, 1994).

DAVIDSON (1980) sugiere que el primer paso en las etapas de reconocimiento es excluir áreas claramente no aptas para un dado uso particular, pero a fin de diseñar proyectos más detallados es necesario incorporar análisis de mayor complejidad. En su opinión, se mantendrá vigente la necesidad de realizar estudios comparativos, simples y de amplio espectro, para propósitos de planificación nacional o regional, pero a medida que el análisis se torna más detallado, se requieren métodos que integren los complejos factores de decisión a escala local, así como procedimientos que incorporen la perspectiva de los ocupantes de las tierras61.

61 Véase WELLER & DURWEN (1994), LUTZ & DALY (1990).

Métodos para determinar la capacidad potencial de la tierra (potential land capability), a la escala apropiada, pueden ser de utilidad, p. ej., para actividades como diseño y manejo de áreas protegidas, la delimitación de zonas de construcción, en entrenamiento de especialidades como ingeniería o extensión (LUTZ & DALY, 1990). Sin embargo, estima DAVIDSON (1980), éstos resultan de escasa utilidad para orientar al agente privado o la toma de decisiones a escala local sobre el uso de la tierra, ya que:

- Incluso los mejores mapas, a escalas 1:25.000, no pueden mostrar variaciones locales de la tierra en cuanto a pendiente, ph, etc.,62

- A menos que las prioridades de interés público respecto al uso de la tierra sean impuestas mediante medidas de coerción, los poseedores y operadores privados de tierras decidirán entre el uso agrícola, pastizales o forestación, basándose en sus propios objetivos (objective functions).

Los métodos frecuentes de clasificación de tierras no incorporan la experiencia local, autóctona (JOHNSON, 1985). El conocimiento de los lugareños sobre su ambiente directo, socioeconómico y natural, no se refleja cabalmente mediante análisis estadísticos o interpolaciones (SCHÖNHUTH & KIEVELITZ, 1993). DALAL-CLAYTON & DENT (1993) señalan:

"Failure in land use planning has been much more a failure in working with people than a failure of natural resources data. Land use planning has been a centralised and top-down activity... Land use planning has failed because governments are not omniscient or omnipotent. The loads they impose on themselves in attempting to plan, implement and administer land use soon exceed their administrative and logistical capacities63, and outstrip both, the

62 WELLER & DURWEN (1994) continúan el trabajo iniciado por Ellenberg, en los cincuenta, de describir por medio de mapas las características detalladas de las parcelas agrícolas en Baden-Württemberg, e interpretarla en función de la aptitud para el cultivo de frutales, trabajo que se basa en años de investigación y de muestreo. Los países en desarrollo no pueden realmente efectuar programas de clasificación de tierras, de recopilación de información para el desarrollo, sin meta fija (FREEMAN, 1975);

resulta, asimismo, poco probable que estos países dediquen tamaña cantidad de recursos al análisis microclimático y de características de suelo, al nivel de parcelas, para promover el desarrollo regional.

63 Estas aseveraciones concuerdan con las afirmaciones de GITTINGER (1966), el cual concluye que la planificación comprehensiva ha excedido ampliamente la capacidad administrativa y técnica de los países en desarrollo.

abilities of their professionals to supply natural resources information and their own capability of using it. Yet they hanker after the tried and tested and failed procedures of physical planning –in which experts prepare maps that indicate in considerable detail how land should be used. The supposed beneficiaries of development have little opportunity to articulate their needs in terms of development, technology or information. Nor do they have the opportunity to contribute their own local knowledge."64 (DALAL-CLAYTON & DENT, 1993; p.

115).

LUTZ & DALY (1990) afirman que el conocimiento de los agricultores sobre sus tierras puede ser superior al contenido en un mapa, y el obtener análisis de suelos y recibir buenas sugerencias sobre las posibilidades de conservación de suelos a bajo costo puede serle de mayor utilidad que tener acceso a mapas de la capacidad productiva de la tierra. Es relevante notar que la inclusión de variables ecológicas en estudios del uso actual ha mostrado que el uso actual frecuentemente se corresponde estrechamente con las asociaciones postuladas según el sistema de zonas de vida (FREEMAN, 1975).

La definición de políticas del uso de la tierra sin la participación local conduce generalmente a situaciones conflictivas, las que se tornan de difícil ejecución o fracasan (SCHWEDERSKY et. al., 1997; CONACHER, 1980). El intento práctico de modificar el uso de la tierra de acuerdo con resultados de clasificaciones de tierras se confronta, generalmente, con la oposición local (HAMILTON, 1994), especialmente allí, donde la presión social es alta (POOL, 1994).

64 “El fracaso de la planificación del uso de la tierra ha sido en realidad un fracaso en el trabajo con personas, más que con el de datos sobre recursos naturales. La planificación del uso de la tierra ha sido una actividad centralizada y jerárquica... La planificación del uso de la tierra falló porque los gobiernos no son omniscientes ni omnipotentes. La carga que se imponen a sí mismos en tratar de planear, implementar y administrar el uso de la tierra excede rápidamente su capacidad administrativa y logística, y supera tanto la habilidad de sus profesionales para suministrar información sobre recursos naturales como su propia capacidad para usarla. A pesar de todo aún codician los procedimientos, intentados, probados y fallados –mediante los cuales expertos preparan mapas que indican con considerable detalle como debe ser usada la tierra. Los supuestos beneficiarios del desarrollo tienen poca oportunidad de articular sus necesidades en relación con el desarrollo, tecnología o información. Tampoco tienen la oportunidad de contribuir con su conocimiento local.” (Traducción: A.N.D.L.).

El desarrollo agropecuario requerirá, inevitablemente, de la participación activa del agricultor. La combinación de producción para consumo propio y para la comercialización, característica de los establecimientos agropecuarios familiares, le permiten al pequeño agricultor reducir sus posibilidades de crecimiento como productor, año tras año, al límite de asegurar la subsistencia de su grupo familiar, y ofrecer una resistencia pasiva, de considerar que no es en su beneficio adoptar nuevas prácticas (GITTINGER, 1966). Dentro del sector agropecuario, raramente se lograrán mejoras permanentes basándose en el mero uso de la autoridad gubernamental65. Su participación sólo se logrará, cuando éste considere que obtendrá beneficios adicionales o esté dispuesto a realizar sacrificios en función del interés público (RUTHENBERG, 1985). La planificación de proyectos agropecuarios, por parte del sector público, puede extenderse en la práctica, sólo a acciones indicativas66 (GITTINGER, 1966).

NITSCH (1996) denota la importancia de incorporar al proceso de decisión, respecto al uso de la tierra, a los correspondientes grupos de interés afectados por los proyectos de desarrollo y conservación afirmando que:

„Not that detailed maps should not be drawn, –quite the contrary; but “clean”

maps should be made available to civil society and to the international community, and the future planning maps should be “scenarios” to be decided on by democratic procedures, not the result of technocratic exercises.“67 (NITSCH, 1996; p. 18).

65 A estas medidas se las justifica en el caso de emergencias –en situaciones, por ejemplo, de hambruna, inundaciones, epidemias- o como intervenciones de transición, para disminuir marcados desniveles entre el beneficio privado y público –p. ej., para establecer medidas veterinarias requeridas para asegurar la salud pública o reducir riesgos de epidemias animales, asegurar la existencia de bienes públicos o mantener una cadena de producción y manufactura; tales disposiciones deberán proyectarse a un tiempo limitado, tornándose ineficaces, de no conducir a lograr el consenso y la participación activa del ciudadano (RUTHENBERG, 1985).

66 Véase, asimismo, FAO (1993).

67 “No es que no se deban trazar mapas detallados, –sino lo contrario; mapas “limpios”

deben ser puestos a disposición de la sociedad civil y de la comunidad internacional, y los mapas para futuras planificaciones deben constituir “escenarios” a ser decididos a través de procesos democráticos, no como resultados de ejercicios tecnócratas.”

(Traducción: A.N.D.L.).