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mecanismos universales que explican las fallas sistemáticas de las organizaciones sociales de las doctrinas o de las filosofías, que les condenan

así a un "desfase negativo” con las sociedades

Esta tercera etapa de mi argumentación consiste en plantear y analizar la hipótesis susceptible de explicar el mecanismo universal que da cuenta del retraso sistémico de la Iglesia católica. En términos simbólicos, pretendo aquí dar una explicación endógena al “Satán de la Biblia” responsable del rent-seeking que produce la entropía dañina para cualquier grupo humano u organización doctrinal o filosófica. Esta etapa permitirá desembocar en nuestra cuarta etapa que consistirá en proponer una respuesta organizativa racional: la sociedad humana puede contrarrestar las fuerzas inevitables de la “entropía”

mediante un progreso de su organización hacia la comunicación inclusiva (el debate democrático), es decir, plagiando el concepto de Teilhard de Chardin la construcción de una “negentropia” democrática que permite formar una consciencia universal evolutiva (punto 4 siguiente).

La idea principal es que la mala gobernanza que parece afectar a la Iglesia católica resulta de un principio general que afectaría no solo a las religiones, sino que afectaría a cualquier grupo humano organizado. Se trata de la actitud identificada en el campo económico y bautizado "rent-seeking". Sin embargo la traducción textual ("búsqueda de rentas") no rinde el aspecto negativo de desviación del poder a fines peculiares que recubre, por tanto proponemos sea conservar el término Inglés, sea traducirlo por “captación de rentas” que evoca implícitamente una idea de desviación instrumentales de parte de “predadores”

de la sociedad. El "rent-seeking" consiste en usar cualquier poder accesible por unos individuos sobre la sociedad (poder de hecho como un monopolio, o la violencia, física o institucional, manipulando la intervención del gobierno) para crear o mantener beneficios al desmedro del interés general. El "rent-seeking" es un "profit-seeking" que consiste en crear rentas artificiales que son costos de transacción para los otros agentes económicos o los competidores, frenando así la oferta y el progreso económico. Es una perversión del mercado y un obstáculo a la competencia, creando rentas para unos pocos al desmedro de muchos, es decir no solo traspaso estático de rentas sino reducción dinámica de la renta global. Este principio extraído del campo económico, puede ser fácilmente extrapolado al campo más general de la vida en sociedad, donde la búsqueda del poder por unos para dominar a los otros (no solo económicamente), explica históricamente su tendencia fundamental y sus modos de funcionamiento. En particular, permite entender porqué y como poderes políticos y autoridades

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religiosas tienden inevitablemente a asociarse o invadirse de manera a abusarse mutuamente para maximizar su autoridad e oponerse a la democracia.

Si bien es cierto que el concepto es peyorativo en economía que incluye de hecho una cultura de progreso, conviene recordar que no lo era al origine de la sociedades humanas, en un mundo estático. De hecho, esta fuerza universal de los grupos humanos organizados correspondía al inicio a un verdadero “contrato social” para crear el “orden político” necesario para estabilizar al grupo, y proteger así al individuo de la violencia espontanea del entorno natural. En un mundo estático, tenía sentido. De esta manera, el individuo entregaba su libertad (sin valor alternativa afuera del grupo) al poder político-militaro-religioso a cambio de garantía de protección física mediante su pertenencia al grupo. Este contrato correspondía al inicio a una cierta optimización entre seguridad/libertad, el individuo vendiendo su libertad para conservar la vida, lo que generaba la existencia de una renta de explotación confiada a la oligarquía en el poder. Esta renta era funcionalmente usada para consolidar el poder y maximizar la renta misma. Eso suponía una cierta redistribución de rentas para comprarse los que hubieran podido amenazar el orden existente. Especialmente, el cristianismo, al poner en riesgo el estatus-quo mediante su enfoque libertario de la consciencia individual (ver punto 1), tenía que ser eliminado (persecuciones) o comprado para ser instrumental del poder político. Este mecanismo tenía así su racionalidad mediante reglas y normas que incitaban los individuos a obedecer y reforzar por su participación al orden existente.

En un mundo estático, esta racionalidad se justifica pero el individuo se quedaba esclavo y sin expectativa de emancipación. A partir del momento que un cierto progreso mediante la expectativa de emanciparse individualmente es percibido como posible, el principio mismo de este contrato social estático lo va a impedir con fuerza: de la misma manera que si la autoridad para controlar este excedente social (las rentas) puede ser puesto en duda por la fuerza (conquistado por otros grupos o vecinos geográficos), se desata un conflicto abierto para capturar estas rentas. En teoría, el conflicto va a gastar hasta el valor total de estas rentas, impidiendo todo progreso económico al gastar el excedente sin invertirlo en conocimientos o medios productivos. Por lo tanto este mecanismo de defensa de un orden estático, explica el sub-desarrollo, es decir la ausencia o lentitud del progreso económico tanto en la historia como en los países victimas de conflictos agudos entre predadores de “rentas” (por ejemplo en África sub-sahariana), dado que las instituciones existentes son sea abusivas, sea incapaces de otorgar un orden mínimo.

Volviendo al caso del mundo moderno, es crucial observar que el mecanismo de captación de rentas se puede también extrapolar a las filosofías políticas y sociales, incluso cuando ellas pretenden emanciparse de la religión. Sostengo el

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argumento que el comportamiento de la Iglesia para dominar a la sociedad, descansa sobre los mismos procesos que ciertas ideologías laicas que pretenden regir a la sociedad. Este eslabón crucial se explica ahora.

Los pensadores laicos emergentes de fines del XVIII obraron con coraje para liberar a la sociedad a la vez del absolutismo y del poder eclesial en nombre de la emancipación de la persona en plena conformidad con los valores cristianos originales. Sin embargo, generalmente tropezaron con la contradicción fundamental entre sus concepciones de libertad y las nuevas prescripciones morales que consideraban necesarias "imponer" para poder vivir en sociedad, volviéndose, sea demasiado individualistas al rechazar el concepto de "leyes naturales” (como el utilitarismo de Jeremy Bentham7 y de los ultra-liberales) en detrimento del interés general y de la cohesión social, sea demasiado comunitario en detrimento del individuo y de la justicia al divinizar las leyes naturales (el iusnaturalismo de Jean-Jacques Rousseau y de sus seguidores jacobinos y marxistas). De hecho, el concepto de libertad – que sea la "libertad negativa"8 de los liberales o la "libertad positiva"9 de los discípulos de Rousseau – no logró su objetivo de emancipar efectivamente a la persona porqué re-emplazó un dogma religioso por otros dogmas alienantes dado que los inevitables "rent-seekers" transformaron estos dogmas en verdades absolutistas, sea por paradigma, por ley natural o por el determinismo del “sentido de la historia” del materialismo científico.

Para ilustrar más fácilmente mi argumento de un mecanismo común entre el

rent-seeking” religioso típico del régimen absolutista (usar la autoridad moral de la Iglesia para dominar socialmente y vice-versa) y el “rent-seeking” ideológico universal, basta usar al caso histórico de "las democracias populares"

o de las todavía vigentes reivindicaciones de un "poder popular" como única forma de gobernanza democrática. Esta lógica totalitaria implacable fue derivada del pensamiento de Rousseau. A pesar de su imagen de "amante de la libertad" su concepción teleológica de ésta implica una excesiva sumisión del individuo a la colectividad, dada la referencia a un dogma naturalista que se impone al resto por pura juicio filosófico. Rousseau intentó resolver de manera laica la contradicción entre dos principios naturales –la libertad individual y la autoridad de la comunidad – que en el cristianismo se resuelve por la

8 Se define como ausencia de restricciones a la autodeterminación del individuo cuyo límite es solo la libertad de otros. Concepto elaborado por Isaiah Berlin (1906-1997), filósofo de Oxford, a partir de Benjamín Constant, pero presente también en otros autores como Tocqueville y Kant. Véase su famosa conferencia de 1958 "Two concepts of liberty", publicada más tarde en Four Essays on Freedom, Oxford University Press, 1969.

9 Se define como una autonomía individual que sólo encuentra su sentido al acogerse a la realización de una finalidad colectiva, concepto teleológico elabora por Berlin op. cit.

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responsabilidad moral individual cuya teleología incorpora el cuidado por la comunidad sin poner en jaque al valor personal. Rousseau afirma que estos dos principios son las dos caras de la misma medalla, pero subordinando la primera a la segunda de manera disfrazada al usar el argumento siguiente10: siendo leyes naturales ambos principios, no puede ser que la naturaleza las haya hecho contraponerse; por lo tanto, el individuo sólo es verdaderamente libre si escoge lo que corresponde a su auténtica naturaleza, lo cual debe ser determinado únicamente por el “gran benevolente legislador” dueño de la soberanía legítima, es decir, el pueblo reunido en asamblea popular, que por definición del iusnaturalismo de Rousseau no puede equivocarse y emite siempre la “verdad”.

El individuo debe entregar sus intereses a la comunidad porque así obedece a él mismo y por lo tanto no pierde ninguna libertad11. “La sociedad tiene el derecho de obligar a los hombres a ser libres…dado que cuando [el hombre]

pierde su libertad política y económica se vuelve libre de una manera superior, más profunda, más racional, más natural, que sólo conoce el dictador…o la asamblea12. “Si las cadenas son deseadas por el individuo porque esta elección es una expresión de su naturaleza…un hombre encadenado por él mismo no es preso…dado que el control por sí mismo es libertad”13.

Si bien pudiera parecer racional y progresista a primera vista, la sustitución del dios de los cristianos por un legislador popular o un dictador, el hecho de considerar como infalible una organización humana era una error de lógica elemental catastrófico que no se aparta tanto del error del absolutismo (ni del Vaticano), y constituye una violación del principio de separación de los poderes y de los derechos humanos. A pesar de haber reconocido (cínicamente?) que en definitiva, solos los dioses podían legislar bien, Rousseau parece responsable de haber forjado - mediante un argumento que es meramente un silogismo erróneo - los fierros que encarcelaron millones de víctimas. El peso histórico de los daños de tal filosofía ingenua disfrazando un error lógico parece aterrorizante cuando uno se recuerda que fue aplicada con un afán sanguinario (Robespierre, y el

“socialismo real” de las llamadas democracias populares) generando centenares de millones de víctimas, y sigue siéndolo por regimenes actuales fundado sobre el llamado "poder popular" que muchos intelectuales persisten en cualificar de

"progresistas" en los salones políticamente correctos. Por supuesto, se puede llegar a las mismas críticas en contra de cualquiera doctrina que plantean verdades absolutas, que sean progresistas o conservadores, con o sin error de silogismo. Por ejemplo, es el caso de la ideología extrema de ciertos neo-liberales que hacen un principio absoluto el poner al individuo siempre encima

10 ver Jacob Talmont, Les origines de la démocracie totalitaire, Calmann-Lévy, 1966 (primera edición en inglés de 1952), así como el análisis de Isaiah Berlin, Freedom and its betrayal, ed. Henry Hardy, Pilmico, London 2002 (traducción nuestra)

11 Rousseau citado por Touchard, Jean, en Histoire des idées politiques, Vol. II, PUF, Paris, 2005 (segunda ed.), p. 424 (traducción nuestra).

12 Rousseau, citado por Isaiah Berlin, op. cit. p. 47, 49 (traducción nuestra)

13 ibid. p. 43 ,44, 49

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de la colectividad, exponiendo así al individuo común a unos "rent-seekers" sin otra regla que la ley del más fuerte.

Claramente, el punto común de los errores de los atropellos a las personas y los DD-HH tanto por parte de la Iglesia como de los polos ideológicos extremos del neo-liberalismo y del comunismo, es transformar un juicio valorativo en "verdad absoluta" mediante respectivamente la ley de Dios, la ley natural o el sentido de la historia – es decir principios sin fundamentos objetivos - para dotar unos pocos del monopolio de interpretación y implementación “discrecionaria” de estos principios éticos en leyes impuestas ilícitamente a todos. Este monopolio se vuelve irremediablemente el instrumento para imponer un orden social que no puede ser debatido por definición. El rent-seeking logra así su grado de poder y de impacto social máximos.

4) Ensayo de una contribución a una “globalización ilustrada” mediante la