Efraín Gómez‐Arias , Antonio González‐Fernández
2. Energía geotérmica
La energía geotérmica es referida como la energía en forma de calor natural almacenado en el interior de la tierra. El calor total contenido en la Tierra se estima del orden de 1.26 x 1031 J y en la corteza terrestre se calcula en 5.4 x 1027 J (Dickson y Fanelli, 2005). El flujo de calor en la tierra tiene dos contribuciones. El primero corresponde al 70%, causado por el calor generado a partir de isótopos radiactivos en la corteza continental, específicamente el Uranio [238U,
235U], el Torio [232Th] y el Potasio [40K]. El segundo corresponde al 30% que está relacionado con el flujo de calor desde el núcleo y el manto hacia la superficie [Figura 1] (Stober y Bucher, 2013). El flujo de calor promedio que se da a través de la corteza terrestre es del orden de 65
mW/m2 y 101 mW/m2 en suelo marino (MIT, 2006; Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010;
Stober y Bucher, 2013). La conductividad térmica de las rocas de los sistemas geotérmicos es baja, por lo que se requiere mucho tiempo para agotar este recurso geotérmico (Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010), por lo tanto, la geotermia se considera como una fuente natural de energía renovable y casi ilimitado si se explota de manera racional y sustentable.
Figura 1. Estructura interna de la Tierra (tomado y modificado de Stober y Bucher, 2013)
El inicio de la geotermia fue a principios del siglo XIX en Larderello, Italia, donde se extraía ácido bórico evaporando el agua caliente de los manantiales. En 1827, Francesco Larderel inventó un proceso de evaporación, usando la energía de la misma agua caliente. Después, se transformó la energía del vapor en energía mecánica, mediante un sistema rudimentario de bombeo del agua con inyección de vapor. En 1904, Piero Ginori Conti construyó el primer generador eléctrico accionado por vapor geotérmico. Actualmente, la geotermia ha alcanzado una mayor madurez tanto económica como tecnológica y con bajas emisiones a la atmosfera (bajas emisiones de gases de efecto invernadero), la cual se utiliza para (Lund y Boyd, 2016): (i) generación de energía eléctrica; (ii) clima de edificaciones o viviendas mediante bombas de calor geotérmicas (principal uso directo de la geotermia); (iii) calentamiento en invernaderos;
(iv) criaderos de peces; (v) usos industriales (p. ej., secado de madera, harina de pescado o productos agrícolas); y (vi) balneología y turismo.
La Figura 2, muestra el modelo conceptual de un sistema geotérmico hidrotermal el cual involucra una fuente de calor primaria, que en la mayoría de los campos geotérmicos es una cámara magmática, en la cual el magma proviene del manto y no alcanza a llegar a la superficie, quedando alojado a profundidades entre 5 y 10 km, en donde se calientan grandes volúmenes de roca y los fluidos confinados en el reservorio (principalmente fluidos pluviales y magmáticos), los cuales dan origen a la formación de los sistemas geotérmicos con temperaturas mayores a los 250 °C (Stober y Bucher, 2013). La generación de energía eléctrica requiere entonces transformar y aprovechar la energía térmica de los fluidos, por lo tanto, se tiene un proceso de conversión de energía, es decir, de energía térmica (de los fluidos), energía mecánica (el paso de los fluidos en fase vapor o mezcla de vapor y agua a las turbinas) a energía eléctrica (generada en las turbinas y disponible para su uso).
Figura 2. Modelo conceptual de un sistema geotérmicos hidrotermal (tomado de Dickson y Fanelli, 2005) En campos geotérmicos y zonas con potencial geotérmico, el gradiente geotérmico es mayor que el gradiente normal (valor promedio de 33 °C/km) y los fluidos (vapor y/o agua) se pueden encontrar a temperaturas entre 200 °C y 300 °C, a profundidades entre 2 km a 3 km, incluso, se han reportado sitios, como el campo geotérmico de Kakkonda en Japón en donde las temperaturas alcanzan los 500 °C (Muraoka et al., 1998, Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010; Lund y Boyd, 2016). En la actualidad se han identificado ocho tipos de sistemas geotérmicos (Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010):
Sistemas hidrotermales. También conocidos como sistemas o yacimientos geotérmicos convencionales y los únicos actualmente comerciales para la generación de energía eléctrica y usos directos (ver Figura 2). En estos sistemas, el fluido geotérmico es de origen pluvial o meteórico que se infiltra a través de poros y fracturas al reservorio, en donde es calentada por la roca y puede alcanzar temperaturas mayores a los 250 °C. Los sistemas hidrotermales se pueden clasificar en yacimientos de vapor dominante y líquido dominante (de alta, mediana y baja entalpía) y, pueden estar asociados a sistemas volcánicos (Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐
Alvarado, 2010; Stober y Bucher, 2013).
Sistemas geotérmicos mejorados (SGM). Los SGMs o de roca seca caliente, en la actualidad no son comerciales, pero ofrecen mayor potencial geotérmico que los sistemas hidrotermales.
Este recurso geotérmico se encuentra disponible a profundidades entre 3 y 10 km con temperaturas mayores a 200 °C. Lo interesante de estos sistemas es el calor almacenado en la roca caliente y la baja o nula permeabilidad [presencia de fluidos] (Stober y Bucher, 2013). La explotación de los SGMs requiere crear de manera artificial fracturamiento hidráulico en la roca seca caliente, inyectar agua a través de un pozo inyector, la cual después de alcanzar una mayor temperatura, es extraída mediante un pozo productor, para finalmente utilizarla para la generación de energía eléctrica. Actualmente, países como Australia, Francia, Suiza, Inglaterra, Japón y EE.UU., realizan investigación a través de proyectos pilotos para su aprovechamiento en el futuro (Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010; Stober y Bucher, 2013) y estudios de
Sistemas geopresurizados. Son yacimientos alojados en roca sedimentaria que contienen agua y metano disuelto a alta presión (700 bar) con temperaturas menores a 200 °C (Sanyal, 2010).
Estos sistemas ofrecer energía térmica (agua caliente), química (metano) y mecánica (flujo de fluidos con alta presión). No se explotan en la actualidad y en México no se ha estimado el potencial de este recurso (Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010).
Sistemas geotérmicos conductivos sedimentarios. Son yacimientos con recursos de baja entalpía [temperaturas menores a 90 °C] (Lund y Boyd, 2016). Actualmente, Argentina, Jordania, Croacia, República Checa, Austria, Francia, Grecia e Irlanda, utilizan la energía geotérmica de estos sistemas para usos directo, principalmente bombas de calor e invernaderos (Lund y Boyd, 2016).
Sistemas marinos. Yacimientos de alta entalpía (mayor a los 300 °C) en el fondo marino, con manifestados hidrotermales en forma de chimeneas. Actualmente no son comerciales, pero ofrecen mayor potencial geotérmico que los sistemas SGMs e hidrotermales. Se han localizado este tipo de sistemas en el Golfo de California con flujos de calor de hasta 12 W/m2 (Suárez‐
Arriaga, 2004; Prol‐Ledesma et al., 2013; Suárez‐Arriaga et al., 2014).
Sistemas magmáticos. Sistemas de roca fundida asociados a cámaras magmáticas de volcanes activos (p. ej. Popocatépetl, Fuego de Colima, Ceboruco, Pico de Orizaba y Tacaná). Estos recursos son de alta entalpía (temperatura mayor a 800 °C) y no se explotan en la actualidad ya que no se ha desarrollado tecnología para resistir las altas temperaturas y la corrosión (Wohletz y Heiken, 1992; Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010).
Sistemas geotérmicos de agua caliente asociado con yacimientos de petróleo y gas. Es el calor contenido en el agua producida en pozos profundos de petróleo o gas (Davis y Michaelides, 2009; Santoyo‐Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010). Estos recursos no se explotan en la actualidad y se desconoce el potencial térmico disponible que estos sistemas pueden ofrecer.
Sistemas geotérmicos supercríticos. Son yacimientos profundos con presencia de fluidos geotérmicos con temperaturas mayores a los 500 °C. Estos sistemas pueden contener hasta 4 veces más energía que los sistemas hidrotermales (Friðleifsson y Elders, 2005; Santoyo‐
Gutiérrez y Torres‐Alvarado, 2010; Friðleifsson et al., 2014; Fowler et al., 2015). Actualmente en Islandia, en la península de Reykjanes, se lleva a cabo el proyecto de perforación profunda (un proyecto a largo plazo) para investigar sistemas geotérmicos no convencionales a alta temperatura (Friðleifsson y Elders, 2005; Friðleifsson et al., 2014; Fowler et al., 2015).